martes, 7 de octubre de 2014

Historia del Jamón Ibérico de Guijuelo y Salamanca

¿A quién no le gusta el jamón? Jamón de cerdo ibérico de bellota, claro. Un producto excepcional que es uno de los grandes tesoros gastronómicos de España. La primera denominación de origen para jamones ibéricos la logró Guijuelo en 1984. Luego llegarían las otras tres que existen actualmente en nuestro país: Dehesa de Extremadura, Huelva y Los Pedroches. Pero la de Guijuelo es la única que lleva el nombre de un pueblo.

¿Qué hace que una pequeña localidad perdida en la sierra de Salamanca, sin recursos agrícolas ni ganaderos por la pobreza de sus suelos, cuyos escasos habitantes se ganaban la vida como arrieros, tenga ahora asociado su nombre al de los mejores jamones y chacinas de cerdo ibérico? Una historia en la que tiene mucho que ver el ferrocarril. A finales del siglo XIX, la construcción de un apeadero de la línea Gijón-Sevilla, que seguía el trazado de la antigua Vía de la Plata, cambió la vida de sus habitantes. Algunos arrieros de entonces, que hasta aquella época se dedicaban a llevar pimentón de la Vera y otros productos extremeños y castellanos a Galicia para regresar luego con productos cárnicos y pescados curados, aprovecharon para establecer pequeños negocios de salazón de jamones. Los inviernos fríos y secos de la sierra salmantina hacían de Guijuelo un emplazamiento idóneo para curar productos cárnicos.

Nadie diferenciaba por aquella época entre cerdos ibéricos, blancos o de otras razas. Eso llegaría más tarde, bien avanzado el siglo XX. De lo que se trataba era de curar jamones. Y el ferrocarril permitía llevar hasta el pueblo gran cantidad de cochinos procedentes de distintos lugares, principalmente de Galicia y de Extremadura. Los negocios crecieron al tiempo que Guijuelo y sus chacinas se hacían un nombre en el mercado. Eso permitió construir mataderos propios y sobre todo adquirir fincas extremeñas y andaluzas para criar cerdos ibéricos y garantizar el control absoluto de los animales, fenómeno que se desarrolló sobre todo en los años 50 del pasado siglo.
Las marcas más destacadas de Guijuelo lo tienen claro: mantener el espíritu artesanal y primar calidad sobre cantidad. Esa es la clave de los grandes jamones junto a la selección de los cerdos. Y que estos se hayan movido en libertad cerca de 18 meses alimentándose en régimen de montanera con las bellotas de las dehesas. Lógicamente no todos los cerdos se pueden criar así por lo que algunos se alimentan además con cereales: son los llamados de recebo, de calidad inferior. Y luego están los que solo comen piensos, de los que se obtiene el llamado jamón de cebo. Dicen los elaboradores que el cerdo, la materia prima, y la forma en que se cría, suponen el 70% de la calidad final de un jamón. El resto depende de distintos factores. Entre ellos, el proceso manual de salado de cada pieza, en función de su tamaño. Y por supuesto la curación en los secaderos, un proceso que se prolonga durante 20 meses y que en Guijuelo cobra gran importancia. El clima continental seco, de inviernos largos y fríos y veranos calurosos, es idóneo para curar jamones. Luego, al menos un año de bodega para seguir madurando y desarrollar color, aroma y sabor. En este momento, el jamón pesa un 40% menos que cuando se produjo el despiece tras la matanza. Un proceso lento y costoso. Por eso un buen jamón ibérico nunca será barato. Y si lo es, desconfíe. Hay mucho fraude. Se venden jamones a precio de saldo, pero no son iguales.
Como ocurre con los vinos, las cualidades del jamón se pueden ver alteradas por una mala manipulación y conservación. Un jamón empezado y que permanece varios días en una tienda o en un restaurante va perdiendo sus virtudes. Los expertos recomiendan consumirlo en aquellos establecimientos (bares, restaurantes, charcuterías) con gran rotación. Y por supuesto, donde lo sepan cortar. Nada peor que esos trozos que parecen cortados con hacha en lugar de las finas lascas que se consiguen con experiencia, paciencia… y un cuchillo bien afilado. No saben igual. Y si el jamón es para casa procuren consumirlo en un tiempo breve. Hay quien tiene un jamón empezado durante varios meses. Tremendo. Es preferible comprar en una buena tienda lo que vayamos a consumirY si tenemos la gran suerte de que nos regalen uno, llévenlo a un establecimiento especializado para que lo corten y lo empaqueten al vacío. Además, ahora muchas de las marcas punteras venden ya sobres de jamón cortado a mano y envasado al vacío para comprar la cantidad justa que se necesite en cada momento. De esta forma se lo enviaremos desde Mándame un Jamón si así lo elige. Tómenlo con unas copitas de manzanilla pasada o de un buen fino. El placer está asegurado.